Una competición creada en 1987 que da reconocimiento y reputación a los chefs vencedores, tanto como las Estrellas Michelin. Pero, ¿en qué consiste este torneo? ¿Quién lo inventó? ¿Quiénes fueron sus primeros ganadores? ¿Hubo argentinos que tuvieron reconocimiento?
(Foto: L'Express)
En 1983, se realizó por primera vez un evento catalogado como "una exhibición organizada por profesionales para profesionales". Justamente ahí nace la idea de un torneo oficial y con prestigio. Paul Bocuse, presidente honorario designado de la exhibición y chef con tres estrellas Michelin, viendo que ninguna de las preparaciones hechas en la exhibición eran hechas en vivo por los cocineros, crea en enero 1987 el Bocuse d'Or.
Desde ese año, esta competencia se lleva a cabo cado dos años en el Salon international de la restauration de l'hôtellerie et de l'alimentation (SIRHA), en Lyon, Francia. Mismo lugar donde se realizó la primera exhibición. El campeonato honra a los chefs y al oficio y perpetúa el espíritu atemporal de la cocina de Paul Bocuse.
El primer Bocuse d'Or lo ganó nada menos que francés. Jacky Freon fue elegido por los profesionales del país europeo para competir, eligiendo al chef correcto. Se adueñó de la competencia, sin dudas, gracias a una concentración y determinación que le permitieron controlar su emocionalidad. Desde 1998 ha puesto toda su energía al servicio de la Mutuelle des Cuisiniers de France y la Fondation Léopold Mourier, donde es Director General.
En tanto a las mujeres en la competencia solo una pudo obtener el premio de oro. Léa Linster, una chef nacida en 1955 en Luxemburgo, que obtuvo el trofeo en 1989 dándole una mayor reputación de la que ya tenía. A pesar de haber ido a Francia a estudiar Leyes, regresó a su pueblo de Frisange después de la muerte de su padre para administrar el negocio familiar. Luego de que este “deber” se convirtiera en una pasión, decidió abrir el restaurante gastronómico “Lea Linster” restaurante, que fue galardonado con una estrella Michelin en 1987.
Un torneo sin Francia es lo mismo que un Mundial de Fútbol sin Brasil o un Juego Olímpico sin Estados Unidos en Básquet. La excelencia de la gastronomía francesa, en este tipo de competencias, deja en claro a quiénes debemos seguir los pasos. De las 18 ediciones 8 las ganó el país europeo, 2 veces quedó segundo y 1 vez tercero.
¿Cómo se clasifica? En las finales mundiales compiten 24 países, habiéndolo conseguido a través de diferentes modos. Clasifican los mejores 12 finalistas del Bocuse d'Or Europa, los 4 mejores finalistas del Bocuse d'Or Asia, los mejores 3 finalistas de la competición Copa Azteca Latin American. Además 3 participantes son seleccionados a partir de solicitud nacional, así como 2 selecciones comodines.
Cada equipo tiene 2 cocineros, uno líder y otro como ayudante de cocina. También tienen un entrenador designado para comunicarse con el equipo. En 5 horas y 35 minutos, cada equipo debe presentar 2 platos elaborados: uno de carne y otro de pescado. Y, desde el 2009, existen inspectores que controlan el tiempo y los productos que se encuentran detrás del escenario, ya que no se puede tener los vegetales precortados ni tener separadas las porciones con antelación.
A pesar de todos los pasos y esfuerzos para clasificar y estar en el torneo, no hubo ninguna opción para destacarse para los argentinos. Es más, nunca llegó algún latinoamerico al podio. Algo que puede llamar la atención, ya que la cocina de la región es de muy buena calidad, pero no llega a la cocina europea o japonesa.
Pero, ¿por qué sucede esto? La realidad es que la gastronomía europea suele ser la principal causa. Es complicado llegar al torneo y competir contra potencias como Francia, Dinamarca, Alemania o Noruega. Sus técnicas culinarias, su forma de presentar los platos y su clase hacen que los demás países no puedan competir contra ellos.
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